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Eventos, talleres, proyectos y lecturas,...

Planeación semana del 04 al 08 de febrero de 2013
http://es.scribd.com/doc/137242799/Clases-Semana-Del-04-Al-08-de-Febrero-de-2013
Planeación semana 11 – 15 de 2013
http://es.scribd.com/doc/137243353/Planeacion-semana-11-15
Planeación semana 18 – 22 de febrero 2013:
http://es.scribd.com/doc/127103448/Clases-Semana-Del-18-Al-22-de-Febrero-de-2013
Planeación semana del 04-08 de marzo de 2013:
http://es.scribd.com/doc/128308510/Clases-Semana-04-08-de-Marzo-de-2013
Planeación semana 11-15 de marzo de 2013:
http://es.scribd.com/doc/129607441/Clases-Semana-Del-11-Al-15-de-Marzo-de-2013
Planeación semana del 18 al 22 de marzo de 2013
http://es.scribd.com/doc/131370090/Clases-Semana-Del-18-Al-22-de-Marzo-de-2013
Planeación semana del 1 al 5 de abril de 2013
http://es.scribd.com/doc/137171238/Clases-Semana-Del-01-Al-05-de-Abril-de-2013
Planeación semana del 8 al 12 de abril de 2013
http://es.scribd.com/doc/137172693/Clases-Semana-Del-08-Al-12-de-Abril-de-2013
Planeación semana del 15 al 19 de abril de 2013
http://es.scribd.com/doc/137215821/Clases-Semana-Del-15-Al-19-de-Abril-de-2013
Planeación semana del 22 al 26 de abril de 2013
http://es.scribd.com/doc/137241696/Clases-Semana-Del-22-Al-26-de-Abril-de-2013
Planeación semana del 17 de junio al 21 de junio y recapitulación en los días 15 al 19 de julio de 2013
http://es.scribd.com/doc/153798679/Clases-17-Al-21-de-Junio-de-2013
Planeación semana del 17 de junio al 21 de junio y recapitulación en los días 15 al 19 de julio de 2013
http://es.scribd.com/doc/154295052/Semana-Del-15-Al-19-de-Julio-de-2013
http://es.scribd.com/doc/160723239/Evaluacion-la-Casa-en-Ingles-semana-del-22-a-l-26
Planeación semana del 20 al 23 de agosto de 2013
http://es.scribd.com/doc/161464772/Semana-Del-20-Al-23-de-Agosto-de-2013
Planeación seman del 26 al 30 de agosto de 2013
http://es.scribd.com/doc/162653343/Semana-Del-26-Al-30-de-Agosto-de-2013


¡Cuando trabajamos COLABORATIVAMENTE, nada nos queda grande!
Gerardo Moncada Useche
febrero 11 de 2013
Santiago de Cali
La dama del abanico.
Era una dama de kimono que vivía en la plegada superficie de un abanico de papel. No vivía sola. Posada atrás de ella, una garza hundía su larga pata de coral en el agua de un lago. Mientras en el rincón de la izquierda, volaba otra garza.
Sin lluvia o nieve que viniesen a alterar el paisaje, sin frutos que sustituyesen a las flores del durazno, la dama y sus garzas parecían detenidas en el tiempo. Pero no lo estaban. El tiempo pasaba en el abanico, aunque a su modo. Pues cada vez que su dueño, un viejo mandarín, lo cerraba con un golpe seco, anochecía entre los dobleces. La dama entonces se dormía.
Sin embargo, bastaba que el mandarín abriera otra vez el abanico para que todos despertasen ¡Qué acalorado era aquel mandarín! Cada instante, ¡rraac!, abría el abanico, abriendo con él los ojos de la dama y sus garzas.
¡Y qué nervioso! Apenas se había abanicado, cuando ya lo cerraba nuevamente.
Abre y despierta, cierra y duerme, la vida en el abanico se hacía en rápidas noches y brevísimos días. Y no sobraba tiempo para el aburrimiento.
La esposa tenía modales muy diferentes. Todo, en ella era despacio. Del abanico, más que la brisa, disfrutaba el pausado gesto con que lo movía, acariciando el aire y su cuello. Casi no lo cerraba. Por encima, su mirada era lanzada con disimulo. Tras él, murmuraba secretos, escondía sonrisas y besos.
Con ella, los días se volvieron largos, a veces larguísimos para la dama del kimono. Tocaba su instrumento, miraba a sus aladas compañeras, y así se distraía. Sin embargo, las garzas, sin nada que hacer, comenzaron a encontrar el cielo de papel cada vez más limitado, y el horizonte de más allá, cada vez más tentador.
Y llegó un día en que la garza del rincón de la izquierda, aquella que desde siempre mantenía sus alas abiertas, las movió levemente, después con más fuerza, y aleteando libre, al fin, voló fuera del abanico.
Ahora sola, la garza del lago ya no tenía motivo para continuar ahí, con la pata sumergida en el agua. Estiró al fin la otra pata, irguió el cuello, desdoblando las alas que desde siempre habían permanecido cerradas y abrió su vuelo, abandonando el abanico.
Sin un gesto, la dama vio partir a su última amiga. No lloró, porque las lágrimas no se permiten en los abanicos de papel. Pero las pálidas manos dejaron de tañer las cuerdas. Y en su regazo, enmudeció el instrumento.
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Marina Colasanti, “La dama del abanico” en Entre la espada y la rosa. México, SEP-Salamandra, 1992.
Lectura con 418 palabras.
